jueves, 27 de mayo de 2010

ESTOY SEGURO QUE ES ASÍ

Tengo la certitud sin la menor duda que aquellos en pro de la labor académica tienen voces y tantas proclamas de considerar a Alfredo Bryce Echenique, un plagiador tamaña tontera.

Yo me pregunto esos sabihondos cargadores de fólderes o ratones de biblioteca. Tal vez termitas. Acaso pueden hilar una sola línea comparable del genio creativo de Bryce.

Si este autor rescató con su pluma caústica, irónica, sarcástica y burlona. Nos trae para nosotros en sus textos a Francisco de Quevedo, Juan del Valle Caviedes, Ricardo Palma y Leonidas Yerovi quien sino un genio que mediante la armazón de sus historias para hacernos revolcarnos de risa.

Es tan complicado entender que todo es aparentar y mostrar sabiduría. Bryce fue el vanguardista que contradijo esta regla. Es el agudo lector que como Dante busca a Beatriz para nosotros, o tal vez el Juan Preciado que busca rescatar a su padre Pedro Páramo, Efraín que busca la cura para la enfermedad de María y nos rescata para llegar al paraíso de la lectura

Creo que entre el extremo de aquel escritor que creyendo ser un genio cencerro en su torre de Babel paradoja de Segismundo en la obra de Pedro Calderón de la Barca, algunos dirán que se hizo inalcanzable pero mayor mérito tiene el nuestro al introducirse en el mundo de los libros casi infinito para hacer de los lectores razón y motivo para alentar la vida. Yo defiendo a la sensación de creer que para alimentar la existencia se debe recurrir a la nostalgia, la felicidad, que producen todos los amigos(la amistad, el mejor tesoro) para mostrar a flor de piel nuestras sensaciones. En todos sus textos los lectores somos coparticipes de cada una de sus líneas.

Muchos años de felicidad de mi juventud y adultez. Se lo debo a “Un Mundo para Julios”, “No me esperen en Abril”, “La amigdalitis de Tarzán”, Guía Triste de París”, “El huerto de mi amada”, “Las obras infames de Pancho Marambio”, “Cuentos”, “Dos señoras conversan”, “Reo de nocturnidad” y “Dos cartas a dos amigos”. El gran impulso de ser el lector de hoy se l debo al maestro Bryce. Deuda eterna señor literatura.

11/04/10

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